¿Qué si me duele? Un poco; te confieso
que me heriste a traición; más por fortuna
tras el rapto de ira vino una
dulce resignación... Pasó el acceso.
¿Sufrir? ¿Llorar? ¿Morir? ¿Quién piensa en eso?
El amor es un huésped que importuna;
mírame como estoy; ya sin ninguna
tristeza que decirte. Dame un beso.
Así; muy bien; perdóname, fui un loco;
tú me curaste -gracias-, y ya puedo
saber lo que imagino y lo que toco.
En la herida que hiciste pon el dedo;
¿Qué si me duele? Sí; me duele un poco,
mas no mata el dolor... No tengas
miedo.
Luis Gonzaga Urbina
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